Por Mª Dolores Barros Albarrán – Psicóloga General Sanitaria – Nº Col 11366

El sueño es una función biológica fundamental, como lo puede ser comer.
No es posible vivir sin dormir, como no es posible vivir sin comer, otra cosa
es la cantidad de sueño o comida mínima que necesitamos para sobrevivir.
A menudo, actuamos como los dispositivos móviles que manejamos en lo
cotidiano. Llega un momento en el día en el que estamos “low battery” y
comenzamos a percibir señales de nuestro cuerpo que nos alientan a
meternos en la cama.
Durante la noche, esa batería se irá recargando y posibilitará que nos
despertemos “con las pilas cargadas de suficiente energía como para
afrontar una jornada maratoniana”. Cuando no dormimos lo suficiente o
no dormimos bien, nuestro cuerpo nos manda constantemente señales y
recordatorios de que tenemos que dormir. Continuando con la analogía del
teléfono móvil, es como cuando cada 5 minutos, el teléfono te va
diciendo: “Batería baja: activar modo ahorro de energía” “Le queda un 5%
de batería: ponga el dispositivo a cargar”.
La analogía del móvil y el sueño es útil, pero la realidad es mucho más
compleja de lo que pueda parecer. En ocasiones estamos cansados y no
conseguimos dormir y otras veces, hemos dormido suficiente y sentimos
que necesitamos mucho más. Una cosa es calidad y otra cantidad. Lo
cierto y verdad es que, la mayoría de nosotros pasará alrededor de
175.000 horas durmiendo (Pinel, 2007). Este dato, nos da una
aproximación a la importancia real que el sueño tiene en nuestras vidas y
nos orienta sobre la necesidad de cuidar nuestro sueño.
El sueño, en los tiempos que corren, es un valor seguro que solemos
guardarnos para sacrificar “si la cosa se pone fea o bonita, según se mire”.
Si necesitamos más horas para estudiar, nos la quitaremos del sueño. Si
necesitamos más horas para divertirnos, nos la quitaremos del sueño.

Otras veces, involuntariamente o inconscientemente, nuestra cabeza nos

traiciona e invertimos tiempo muy valioso de nuestro sueño en rumiar

ideas de forma obsesiva, en la culpa, en planificaciones futuras que

pueden no llegar a cristalizarse en realidades… El sueño es como un vagón

de horas que usamos “a demanda” para sufragar los excesos de ciertas

áreas de nuestras vidas.

LAS FASES DEL SUEÑO Y SUS CORRELATOS ¿QUÉ PASA EN
NUESTRO CUERPO Y NUESTRA MENTE CUANDO
DORMIMOS?

Durante el sueño, el electroencefalograma (EEG), muestra ondas
cerebrales mayoritariamente de alto voltaje y lentas, pero también hay
periodos en los que aparecen ondas rápidas y de bajo voltaje, que son
muy parecidas a las que tenemos cuando estamos en vigilia, es decir,
despiertos. Durante las fases en las que se presentan estas ondas rápidas y
de bajo voltaje, se observan movimientos oculares rápidos bajo los
párpados y es por esto, por lo que a estos periodos del sueño se les llama,
periodos REM, del inglés rapid eye movements.
El sueño normal tiene una serie de fases:

  • FASE 1: Actividad en el EEG de bajo voltaje y alta frecuencia, similar a
    la que tenemos cuando estamos despiertos, pero más lenta.
  • FASE 2: Las ondas siguen haciéndose más grades y la frecuencia de
    las mismas sigue disminuyendo.
  • FASE 3: Aparecen ocasionalmente las llamadas ondas delta (son las
    ondas más grandes y lentas de todo el EEG en sueño).
  • FASE 4: Predominio de ondas delta.
    Cuando dormimos, pasamos inicialmente de la fase 1 a la 4. Llegados a la
    fase 4, permanecemos ahí un tiempo para luego, volver atravesando todas
    las fases hasta la fase 1. Llegados a este punto, se ha producido un primer
  • ciclo de sueño (cada ciclo dura en torno a 1.5 horas). A lo largo de la
  • noche, iremos repitiendo los ciclos de sueño, es decir, estamos todo el
  • tiempo, yendo hacia la fase 4 y volviendo hacia la fase 1. Ahora bien, a
  • medida que avanza la noche, permanecemos cada vez más tiempo en la
  • fase 1 y menos en las otras fases

¿Y qué particularidades hay en esto?
Pues que curiosamente, a partir del primer ciclo del sueño, fase 1 se
caracteriza por la presencia de movimientos oculares y pérdida del tono
en la musculatura axial (es decir, los músculos que mantienen la postura
del cuerpo). A esto, hay que añadirle que hay periodos de la noche, en los
que estamos despiertos y que generalmente no solemos recordar por la
mañana.
Llegado a este punto, hagamos un inciso para explicar que, el sueño que
suele relacionarse con la fase 1 de sueño emergente, se suele llamar
Sueño REM, dado que hay, como hemos comentado con anterioridad,
movimientos oculares rápidos. Al resto de fases en las que no hay
movimientos oculares rápidos, se le denomina Sueño No REM. En general,
durante el sueño REM, los correlatos fisiológicos que podemos encontrar
son los siguientes:

  1. Movimientos oculares rápidos.
  2. Pérdida del tono de la musculatura axial.
  3. En el EEG aparecen ondas de baja amplitud y alta frecuencia.
  4. Aumento de la actividad cerebral.
  5. Aumento de la actividad del sistema nervioso neurovegetativo
    (aumenta la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y respiratoria).
  6. Contracciones ocasionales de las extremidades.
  7. Cierto grado de erección del clítoris o del pene.

¿Y CUÁNDO SOÑAMOS? ¿QUÉ MITOS HAY RELACIONADOS CON LOS SUEÑOS?

Puede soñarse tanto en la fase REM como en la fase No REM, ahora bien,
según Pinel (2007), un 80% de las personas que son despertadas en una
fase de sueño REM frente a un 7% de personas que son despertadas en
una fase No REM, pueden relatar aspectos del sueño que estaban
teniendo. Parece ser, que cuando las personas son despertadas en sueño
REM, son capaces de recordar verdaderas historias, tratándose de sueños
aparentemente más ricos, con muchos matices, mientras que, cuando la
persona despierta en fase no REM, relata experiencias más simples,
individuales, como por ejemplo “soñé que me caía”.
A menudo, en consulta oímos expresiones como: “Es que yo no sueño
nunca nada”. Estas personas, aseguran normalmente que no sueñan, pero
tienen tanto sueño REM como cualquier otra persona, luego cabe esperar
que sí, que sueñan, pero puede que sueñen con menor frecuencia que
otros soñadores. Por otro lado, las investigaciones arrojan resultados en la
línea de que los sueños, no duran un instante, más bien, se sueña en
tiempo real.
El sueño es un tema maravilloso que ha dado mucho que hablar, pero
también un tema muy profundo sobre el que hay algunos mitos, por
ejemplo, cuando se piensa que las erecciones del pene tienen relación con
la experimentación de sueños de contenido sexual. La realidad es que no
tiene por qué. Como hemos visto, hay fases del sueño en las que se dan
contracciones musculares de las extremidades y se puede producir
erección del pene o clítoris sin que por ello estemos soñando con aspectos
o situaciones sexualmente atractivas.
Otro mito relacionado con el sueño es el relacionado con el hablar
(somniloquio) o andar dormido (sonambulismo). Se suele pensar que esto
ocurre cuando estamos soñando. Cuando soñamos, suele haber una
relajación de la musculatura axial, por lo que estamos en un periodo de
relajación más o menos profunda. Esto sería incompatible con poder
caminar. Así pues, estos fenómenos, ocurren con mayor frecuencia en la
fase 4 del sueño.

¿SE PUEDEN INTERPRETAR LOS SUEÑOS?
Seguramente en algún momento, te habrán dicho que, si sueñas algo malo
con una persona a la que quieres, le alargas la vida o que, si sueñas con
cereales, significa abundancia.
En la historia son muchas las referencias que se hacen a que los sueños
pueden interpretarse o pueden ser premonitorios de eventos futuros. Por
ejemplo, en la Biblia, algunos personajes, recibían mensajes de Dios a
través de los sueños, mensajes que les orientaban sobre el futuro y las
decisiones que debían tomar.
En la historia de la psicología, si alguien importante ha hablado de los
sueños, ha sido S. Freud, que elaboró una teoría según la cual, los sueños
eran la manifestación por debajo de la consciencia, de deseos que
normalmente, de forma consciente reprimimos por su naturaleza
inaceptable. Como podrán imaginar, estos sueños, tenían un contenido
sexual, muy en consonancia con sus postulados y teorías. No obstante, los
sueños a menudo son muy raros y resulta difícil “ponerlos en pie”. Según
Freud, esto era así, porque los sueños, en realidad, eran deseos reprimidos
por su cualidad de ser inapropiados o inaceptables en la vida real. El modo
de acceso de estos deseos y pensamiento era a través de un “disfraz” de
estos en el mundo de los sueños. Dicho todo esto, para Freud, una buena
forma de conocer a la persona, era descubrir el significado latente de los
sueños a través de la interpretación de los mismos.
Hoy día, tenemos una alternativa moderna a la propuesta de Freud, que
cristaliza en la Teoría de activación – síntesis (Hobson, 1989), que viene a
decir que la información que se le suministra a nuestra corteza cerebral
durante el sueño REM, es en gran parte aleatoria. Así pues, el contenido
de los sueños, suele representar el intento de esa corteza cerebral, de dar
sentido a esa información aleatorizada.

¿PERO POR QUÉ TENEMOS QUE DORMIR?

¿Pero por qué tenemos que dormir? ¿Es posible vivir sin dormir? Las
teorías de recuperación del sueño difieren en algunos aspectos, pero
coinciden en que la somnolencia se produce cuando existe una desviación
de nuestro equilibrio u homeostasis como consecuencia de estar
despiertos. De esta forma, con el sueño, recuperamos el equilibrio
perdido.
Las teorías del circadianas del sueño, hacen hincapié en el hecho de que
éste se encuentra sincronizado con la luz natural. Es decir, es como si
estuviéramos sincronizados para dormir por la noche y no por el día.
¿Y qué pasa con la siesta? A menudo, tras la comida, sentimos una fuerte
necesidad de dormir y esto es típico de algunas zonas geográficas más que
de otras. Lo cierto es que, incluso en importantes empresas, se han
establecido lugares donde las personas pueden hacer una pequeña siesta
reparadora antes de reincorporarse al trabajo. Una opinión común con
respecto a la siesta, es que podría ser un instrumento evolutivo de muchas
especies. Tras la ingesta, el organismo destina importante cantidad de
energía en la realización de funciones propias de la digestión, por lo que
puede presumirse que la inversión de energía en otras actividades o
tareas, puede resultar ingrata.
Todos los mamíferos y aves dormimos y esto nos hace pensar en la
importancia que tiene el sueño, pero hay importantes diferencias en
cuanto a las especies e incluso dentro de la misma especie. Por ejemplo,
un oso perezoso gigante puede dormir en torno a 20 horas del día y quien
tiene algún minino en casa, sabe que duerme en torno a 14 horas o más
(¡Quién dispusiera de esas horas!). En el caso de los humanos los bebés
pueden llegar a dormir hasta 18 horas. Este número de horas va
decreciendo a medida que cumplimos años, hasta llegar a unas 6 horas
aproximadamente en la edad adulta.
El fin último del sueño, es que nuestro cerebro funcione bien. Dormir tiene
una función restauración de las neuronas que nos prepara y nos hace más
aptos para la vida.

El sueño tiene importantes funciones como:

  • Está involucrado en los procesos de aprendizaje, por eso es importante
    que los niños duerman las horas necesarias.
  • Influye en los procesos cognitivos de atención y concentración. A su vez,
    la atención y concentración, junto a otros factores, influye en el
    aprendizaje, de modo que para estar concentrados y atender con eficacia,
    es necesario estar descansados y haber dormido bien.
  • Es fundamental para el restablecimiento y conservación de la energía.
  • Es fundamental en la eliminación de radicales libres acumulados y la
    restauración de la actividad eléctrica corporal.
  • Función relacionada con la regulación térmica, metabólica y endocrina.
    En relación al sistema endocrino, durante el sueño se libera más hormona
    del crecimiento, por lo que los niños y adolescentes, en edad de
    crecimiento, han de asegurar sus horas de sueño y la calidad del mismo.
    También favorece el aumento de la masa muscular y es sustancial en la
    reparación de células y tejidos, de manera que tras un daño (por ejemplo,
    una operación quirúrgica) o tras hacer deporte, es fundamental.
  • Función relacionada con la homeostasis sináptica.
  • Función relacionada con el adecuado funcionamiento del sistema
    inmunológico.

¿QUÉ PUEDO HACER PARA MEJORAR MI SUEÑO?
Para dormir bien, resulta importante:
 Tener una rutina y un horario para irse a la cama.
 Evitar sustancias excitantes como el café, la nicotina y bebidas
alcohólicas.
 Practicar algo de ejercicio, pero no dejarlo para última hora de la
tarde.

 Realizar comidas ligeras antes de irse a dormir y no dormir siestas
excesivas ni a horas que no proceden (por ejemplo, dormir una siesta
de 2 horas a las 18:00 horas de la tarde).
 Realizar actividades relajantes antes de dormir, como leer, oír música
relajante, tomar un baño… y mantener la habitación a una
temperatura adecuada.
 Evitar el uso de pantallas antes de irse a dormir y en la cama.

Dormir mal puede provocar problemas a nivel psicológico y físico y por
ello, debemos cuidar nuestro sueño. Si aparecen problemas de sueño, es
importante poner remedio y consultar con los profesionales cuando sea
necesario. Es posible que un hipnótico pueda ayudar a conciliar el sueño
en situaciones puntuales, pero no debe procurarse mantener el sueño
siempre con ayuda de fármacos. Si un problema de insomnio no
desaparece, es importante revisar si existen problemas y otros
condicionantes que puedan estar afectando a nuestro sueño. En un alto
porcentaje, los problemas de sueño pueden resolverse con el
restablecimiento o la incorporación de una buena higiene del sueño, pero
en ocasiones, tras los problemas de sueño existen otros problemas, de
tipo emocional, que merece la pena que sean atendidos en el formato
correcto, el de la consulta con el psicólogo/a.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Pinel, JP.J. (2007). Biopsicología. Madrid: Pearson.
  2. Montes-Rodríguez, C. J., Rueda-Orozco, P. E., Urteaga-Urías, E., Aguilar-
    Roblero, R., & Prospero-García, O. (2006). De la restauración neuronal a la
    reorganización de los circuitos neuronales: una aproximación a las
    funciones del sueño. Rev Neurol, 43(409), 15.
  3. Lira, D., & Custodio, N. (2018). Los trastornos del sueño y su compleja
    relación con las funciones cognitivas. Revista de Neuro-Psiquiatría, 81(1),
    20-28.

LA VIDA ES SUEÑO: CONOCIENDO EL SUEÑO Y ALGUNAS
DE SUS PARTICULARIDADES.
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