Mª Dolores Barros Albarrán – Psicóloga General Sanitaria – Nº Col. 11366.
Mucha gente se pregunta por qué un familiar o un amigo no debe atender a otro en calidad de psicólogo/a. El conocimiento que pueda tener un amigo, un hermano u otro familiar sobre una persona, sin duda, puede ser extenso, pero no es aconsejable ponerse en manos de un amigo o un familiar.
En psicología, hablamos de relación terapéutica para hablar de la relación que se establece entre un profesional de la psicología y el paciente. Esta relación, está marcada por un código y unas reglas que la definen y que la hacen diferente a cualquier otro tipo de relación. Con un amigo o un hermano, tendremos una relación de amistad o fraternidad (con todos sus matices), pero no una relación terapéutica.
Al hablar de relación terapéutica, merece la pena citar a Safran y Muran (2005), quienes destacan en la relación terapéutica su dificultad, la comunicación profunda en la que se encuentran los interlocutores (paciente y terapeuta), la reciprocidad, la bidireccionalidad y una ética más basada en el compromiso que en la moral. Poner en valor estos elementos ayuda a diferenciar el tipo de relación que los psicólogos mantenemos con nuestros clientes, de la relación que puedan tener otros profesionales con sus clientes y otras personas con un individuo que demanda, pide o solicita ayuda. Cuando hablamos del compromiso ético, hablamos del ejercicio profesional amparado y conducido por el Código Deontológico del Psicólogo.
Pastor y del Rio (2018), en su obra «Ética Profesional en Salud Mental» , nos hablan de las relaciones duales. La relación dual o múltiples en psicoterapia es aquella en la que el profesional, mantiene, además de la relación estrictamente terapéutica, algún otro tipo de relación con el paciente. Este tipo de relación puede ser:
- – Social (sexual o no sexual): Por ejemplo, un profesional que trata a una persona con la que sale de vez en cuando.
- – Financiera: Por ejemplo, un profesional que pide prestado dinero a un cliente o al revés.
- – Profesional: Por ejemplo, un profesional que acepta que su cliente le lleve la venta de su piso.
Transgredir los límites de la psicoterapia con este tipo de relaciones es perjudicial, pues desvirtúa el espacio terapéutico y eventualmente, puede ponerlo al servicio de intereses personales (por parte del profesional o del paciente) ajenos a lo que pretende la psicoterapia, como tratamiento dirigido a modificar conductas, pensamientos, relaciones… Que la psicoterapia cuente con unos límites, garantiza y promueve que el espacio de encuentro del profesional y el paciente, sea seguro y verdaderamente proporcione al paciente, lo que necesita.
La relación terapéutica es una relación profesional que se vincula a las siguientes características (Almendro, Neira y Jiménez, 2012): la asimetría, el carácter retributivo y el encuadre (interno y externo).
La alianza terapéutica, es sin duda, el factor que más modula la relación terapéutica y que muestra con mayor robustez su relación con los resultados obtenidos en terapia (Flükiger, del Re, Wampold y Horvath, 2018). En la literatura, históricamente podremos encontrarnos con referencias a alianza terapéutica, alianza de trabajo o incluso alianza de ayuda.
Son muchos los autores que se retrotraen hasta Freud, en el seno del modelo psicoanalítico, cuando tratan de buscar los orígenes del concepto “alianza terapéutica”. Freud habló de la importancia de que el terapeuta mostrara interés y comprensión hacia el paciente, todo esto con la finalidad de permitir que la parte sana del paciente, estableciera una relación positiva con el terapeuta. Cierto es, que establecer límites en psicoterapia, a veces es algo muy complejo y que, incluso figuras tan importantes como el propio Freud, nos dejó en relación a este tema, mensajes muy contradictorios, de hecho, fue el analista de su propia hija.
¿Y cómo aparecen las relaciones duales y se desvirtúa la relación terapéutica? Caminar dentro de los límites a veces es complicado, pues existen situaciones que pueden pasar desapercibidas y que de darse, pueden influir en que la relación terapéutica se deteriore (apareciendo las relaciones duales), por ejemplo:
- – Los pacientes deben ser atendidos en lugares apropiados. Atender a un paciente en un lugar que no es la consulta o el determinado en el el tratamiento (existen las visitas domiciliarias o el acompañamiento en situaciones determinadas) puede generar confusión y pérdida de objetividad. Pensemos por ejemplo en lo confuso que puede resultar atender a un paciente en una cafetería.
- – Aceptación de regalos: Este tema es peliagudo. No es lo mismo un pequeño detalle que un regalo que pueda afectar a la relación que se mantiene con el paciente. El regalo no tiene por qué ser valioso en términos económico, puede serlo en otros términos. Por ejemplo, pensemos en una paciente que regala a su psicóloga un abrigo de su hija fallecida ¿Qué podría haber detrás de esta conducta?
Son muchas las situaciones y actuaciones que pueden promover que se desarrolle una relación dual. La práctica profesional supervisada es fundamental y propicia en los profesionales más jóvenes, que hagan su trabajo con mucha más seguridad. Llegados a este punto, reflexionemos sobre el siguiente caso:
Laura (psicóloga de profesión) es amiga de Carmen desde el instituto. Aunque no se relacionan a diario, tienen una relación bastante estrecha. Una y otra han estado presentes en momentos muy importantes de su vida. Compartieron piso en primero y segundo de su carrera y aquellos años, fueron unos años muy intensos, llenos de confidencias. Tanto Laura como Carmen viven con sus respectivas parejas e hijos. Se sienten muy unidas aunque se vean unas 4 veces al año y ambas sienten cuando se ven que no ha pasado el tiempo. Problemas del ámbito familiar, laboral… han sido ventilados en más de una ocasión con una taza de café en esa cafetería que frecuentaban junto al río en su época universitaria. Hoy, Laura recibe la llamada de su amiga Carmen y ésta última le pide un favor. El favor consiste en atender a su hijo Jaime, de 17 años. Carmen está muy preocupada porque su comportamiento ha cambiado, mostrándose en los últimos tiempos callado, triste y hostil. La situación en casa de Carmen está muy tensa porque Jaime ha dejado de ir a la facultad y hace unos días, discutiendo con el padre, forcejearon. Carmen temió que llegaran a las manos y se asustó mucho, piensa que a su hijo le sucede algo y que lo mejor es pedir ayuda profesional.
Tras todo lo comentado ¿Crees que la relación terapéutica que pudiera establecer Laura con Jaime podría ser complemente objetiva?
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- – Safran, J.D. y Muran, J.C. (2005). La Alianza Terapéutica. Una Guía para el Tratamieto Relacional. Bilbao: Desclée De Brouwer.
- – Almendro, M.T., Díaz de Neira, M., y Jiménez, G. (2012). Psicoterapias. Manual CeDe de Preparación Pir. Madrid: Cede.
- – Colegio Oficial de Psicólogos (1987-2010-2014). Código Deontológico del Psicólogo. http://www.cop.es.
- – Flückiger, C., Del Re, A.C., Wampold, B.E., y Horwath, A.O. (2018). The Alliance in adult psychoterapy: A meta-analytic synthesis. Psychoterapy. 55(4): 316-340.
- – Pastor, J.M., del Río, C. (2018). «Ética profesional en salud mental». Guía de Actuación Ético-Deontológica y Legal en Psicología Clínica y Psiquiatría. Madrid. Pirámide.
La relación terapéutica debe de partir por no estar minada de antemanos por personas ajenas al paciente y terapeuta.
Muy acertado el artículo.
Felicidades por la página.
Gracias por tu comentario y los elogios a la página y sus contenidos. Te invitamos a que nos digas si existen temas de tu interés sobre los que podamos escribir. Un cordial saludo.
Buen artículo, muy explicativo. Totalmente de acuerdo. Gracias por el trabajo.
Gracias por el elogio! Un placer tenerte entre nuestros lectores!