
Son muchas las circunstancias que pueden provocar un desajuste emocional o psicológico en las personas. Probablemente, en algún momento, hemos sido de ayuda para algún amigo o familiar que “se sentía desbordado” y en otros momentos, hemos podido ser nosotros mismos los que hemos experimentado un malestar asociado a circunstancias o eventos determinadas, como pueden ser:
- Problemas laborales: cambio o pérdida de empleo, cambio de rol a nivel laboral…
- Problemas de salud: diagnóstico de una enfermedad crónica o grave en la propia persona o un familiar (ser querido), que requiera cambios en el funcionamiento y la dinámica de la persona, así como sucesos que tienen que ver con la salud y que, aunque son agudos o repentinos, provocan en la persona, que se tenga que desplegar gran cantidad de energía y recursos destinados a la ayuda o a la recuperación (por ejemplo, que un miembro de una pareja, sufra un accidente de tráfico con lesiones importantes, que se contraiga la COVID y ésta tenga una mala evolución con presencia de muchas secuelas, un infarto que requiera que la persona reorganice su vida, diagnósticos de enfermedades mentales graves en la familia…).
- Problemas socioeconómicos: La pandemia por la COVID ha supuesto un desafío para la mayoría de familias de todo el planeta. Muchas personas, han experimentado, a raíz de la pandemia, problemas laborares y dificultades económicas que en muchos casos han obligado a las personas / familias a realizar importantes cambios en sus vidas.
- Crisis vitales familiares: Transición en las distintas etapas del ciclo vital familiar que requiere un esfuerzo por acomodarse en la nueva situación por parte de la familia, como, por ejemplo, el paso de los hijos a la adolescencia, la emancipación de los hijos, la incorporación de padres ancianos a la familia por necesidad de cuidados, divorcios y separaciones, nacimiento de hijos…
Si bien es cierto que todas las circunstancias mencionadas pueden experimentarse en un momento u otro de la vida, podríamos decir, que en el caso del Trastorno Adaptativo (TA), existe un desequilibrio entre tales circunstancias y la capacidad y recursos de los que la persona dispone para adaptarse a ellas. En esta tesitura, la persona comienza a experimentar alteraciones emocionales que, si bien tienen que ver con un estresor concreto o un cúmulo de estresores (pongamos por ejemplo que la persona esté en proceso de divorcio/separación o que han coincidido en el tiempo la pérdida de empleo y la muerte de un familiar), afectan a otras áreas diferentes de la vida.
Hernandez, Horga y Navarro (2007) refieren que en el TA aparecen alteraciones emocionales que interfieren con la actividad social y que éstas, suelen aparecer tras un cambio biográfico significativo o un acontecimiento vital estresante. De esta forma, el TA suele aparecer en el mes posterior (no suele aparecer más allá de los 3 meses), al suceso o acontecimiento vital estresante, no persistiendo los síntomas más allá de los 6 meses.
Así pues, puede decirse, que un TA viene precedido de un suceso vital estresante o cúmulo de tales circunstancias, en una intensidad variable. No obstante, cuando aparece un cambio biográfico significativo, la forma en que va a manifestarse el TA o incluso la posibilidad de aparición del mismo, puede estar condicionada por factores de múltiple índole. Así pues, no afrontará una persona la pérdida de su pareja igual, si no tiene red de apoyo social que pueda ayudarle o si tiene un buen sostén que “le ayuda y echa un cable” para intentar restaurar un equilibrio perdido.
Las frases “cada persona es un mundo” y “la persona es la persona y sus circunstancias” cobran especial sentido, pues existen factores que van a proteger a las personas ante las adversidades de la vida, mientras que otros factores, van a actuar como predisponentes de crisis y van a dificultar la restauración del equilibrio tras la aparición de un suceso vital estresante. Podemos atisbar, grosso modo, que los factores siguientes van a promover una recuperación o van a dificultar la misma, tras un acontecimiento vital estresante:
- Variables de personalidad: Ciertamente, cada persona es única. Hay quien ante la adversidad crece e intenta recuperarse y seguir (sin que esto signifique que no sienta dolor, malestar emocional…) y quien tiene grandes dificultades o no encuentra fuerzas para continuar. Así pues, hay personas que tiene un mayor grado de vulnerabilidad que otras.
- Variables socioeconómicas, laborales y familiares: encontrarse en una situación económica precaria cuando una persona experimenta un suceso vital estresante, podría dificultar la recuperación (por ejemplo, un esposo pierde a la esposa que era la única fuente de ingresos en la casa y éste se encuentra cobrando una prestación mínima y, además, ha de cuidar de 3 menores).
Por otro lado, disponer de una buena red de apoyo social, facilita que la persona pueda distraerse, compartir su dolor, expresarse, incluso combatir con ayuda de los demás problemas económicos… (por ejemplo, en el caso anteriormente mencionado, la situación cambiaría si este hombre tiene 3 hermanos que lo apoyan y le echan una mano con los niños para que pueda buscar empleo).
Cuando la persona conserva un empleo o hobbies, consigue mantener activas áreas de su vida que le devuelven un mensaje de valía personal, de motivación y bienestar que le impulsan y contribuyen a restaurar su equilibrio.
- Variables cognitivas y relacionadas con la historia personal de cada uno: la historia de la propia vida es un libro que enseña y nos recuerda aquello que nos fue mal y no nos sirvió y aquello que nos fue bien y que sería bueno repetir. En esta historia, se incorporan el aprendizaje que se ha hecho desde la infancia en la propia familia sobre cómo restablecerse y afrontar los grandes cambios, aprendizaje a nivel de relaciones humanas y comunicación con otras personas…
¿Cómo sé que tengo un Trastorno Adaptativo?
El DSM 5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, quinta edición), presenta los siguientes criterios diagnósticos para el TA:
- Desarrollo de síntomas emocionales o del comportamiento en respuesta a un factor o factores de estrés identificables que se producen en los tres meses siguientes al inicio del factor(es) de estrés.
- Estos síntomas o comportamientos son clínicamente significativos, como se pone de manifiesto por una o las 2 características siguientes:
- Malestar intenso desproporcionado a la gravedad o intensidad del factor de estrés, teniendo en cuenta el contexto externo y los factores culturales que podrían influir en la gravedad y presentación de los síntomas.
- Deterioro significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
- La alteración relacionada con el estrés no cumple los criterios para otro trastorno mental y no es simplemente una exacerbación de un trastorno mental persistente.
- Los síntomas no representan el duelo normal.
- Una vez que el factor de estrés o sus consecuencias han terminado, los síntomas no se mantienen durante más de otros seis meses.
¿Cuánto tarda en resolverse y qué tengo que hacer?
Generalmente, el trastorno adaptativo suele resolverse bien. En este sentido, es útil buscar ayuda profesional. Las personas que lo padecen, suelen recuperarse en unos pocos meses, pues a menudo, el suceso vital estresante, requiere que se desplieguen mecanismos y alternativas en una “nueva forma de vivir tras el suceso” y esto, requiere no solo de un tiempo, también requiere que las alternativas que se usen empiecen a funcionar y posibiliten que el individuo retome su vida con un ajuste adecuado.
En el caso de los niños y adolescentes, es posible que necesiten más tiempo para recuperarse (pensemos por ejemplo en la separación de los padres) y cabe la posibilidad de que desarrollen trastornos del estado de ánimo, de las emociones… Igualmente, una atención profesional adecuada puede favorecer que los niños y adolescentes mejoren.
En cualquier caso, la prevención es muy importante y buscar ayuda profesional puede repercutir en que no se desarrollen problemas psicológicos o emocionales posteriormente.
¿Es necesario tomar antidepresivos o alguna otra medicación si me siento triste o presento ansiedad o insomnio?
En general, el trastorno puede resolverse bien sin medicación, aunque es posible que exista un componente de ansiedad o insomnio que en algunos casos requiera de tratamiento farmacológico (preferiblemente por un corto espacio de tiempo), no obstante, bajo nuestro prisma, no sería adecuado “anestesiar a las personas contra las emociones y el malestar que provienen de experimentar o vivir un suceso vital estresante”, situándonos grosso modo en la línea de trabajar en las siguientes áreas:
- Validad y legitimar aquellas emociones que son oportunas, favorecer su expresión y canalización adecuadas.
- Trabajar en la regulación emocional e identificación de emociones mal conceptualizadas o mal significadas.
- Trabajar con posibles soluciones a los problemas, organizando y priorizando problemas y soluciones.
- Procurar junto a la persona, alternativas a los problemas y personas que pueden colaborar en la solución de los problemas.
- Favorecer los factores protectores y limitar en la medida de los posible los factores precipitadores o potenciadores de la continuidad del malestar.
- Favorecer una higiene adecuada del sueño en los casos en los que la persona presente una alteración de este patrón.
- Modificación de conductas y pensamientos negativos (terapia cognitivo conductual), procurando encontrar ideas que resulten productivas y devuelvan “sensación de capacidad” a la persona.
- Aunque por sí sola, la terapia basada en la relajación no ha mostrado una evidencia suficiente, podría utilizarse en combinación con las otras intervenciones.
- Grupos de autoayuda.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Hernández Sánchez, M., Horga de la Parte, J. F., & Navarro Cremades, F. (2007). Trastornos de ansiedad y trastornos de adaptación en atención primaria. Recuperado de: http://publicaciones. san. gva. es/docs/dac/guiasap033ansiedad. pdf.
- American Psychiatric Association, D. S., & American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders: DSM-5 (Vol. 5). Washington, DC: American psychiatric association.
- O’Donnell, Metcalf, Watson, Phelps & Varker (2018) A Systematic Review of Psychological and Pharmacological Treatments for Adjustment Disorder in Adults. Journal of Traumatic Stress. Pp 231-231.